Empiezo a aburrirme un poco de tener que justificar mi matrimonio. ¿Por qué da la gente por sentada siempre que las mujeres se quieren casar y los hombres sencillamente aceptamos? Cada vez que hablo de mi mujer me siento como un marciano, miro alrededor y me doy cuenta de que los otros hombres me miran raro.
A veces yo mismo me veo desde fuera y pienso para mí mismo: ¿Cuándo me he vuelto tan cursi? Pero, ¿por qué los tíos damos por hecho que el amor es cursi? Y me paro a pensar si será nuestra naturaleza o será cultural…
Lo cierto es que desde pequeños se nos enseña a sentir vergüenza por nuestros sentimientos… Pobre de ti si le regalas algo por San Valentín a la chica que te gusta cuando eres todavía un enano y tus habilidades sociales no están del todo desarrolladas que a la salida del colegio los otros niños se dedicarán a reconducir tus actitudes para que no vuelvas a dar por hecho que mostrar interés e incluso cariño son aspectos positivos en los niños. No, los niños tenemos que ser agresivos y desinteresados, hacernos los interesantes y dejar entender que no necesitamos a la persona por la que, en realidad, se nos derriten los huesos.
Luego cumples unos añitos y se cumple otra norma: A cada número de tías que diga un tío que se ha tirado divídelo por tres. No suele fallar. Pero, ¿por qué? ¿De dónde viene esa necesidad de coleccionar números de teléfono a los que sólo llamas cuando estás borracho o te sientes solo un sábado noche en tu casa?
Yo me casé por amor, le decía el otro día a un compañero de trabajo. ¡Y no me creía! Creía que le estaba vacilando, que no quería reconocer que me habían “cazado” como a todos los demás. Después de varias cervezas tuve que desistir, no lo iba a convencer. Mostrarte emocional (sea el aspecto que sea, positivo o negativo, solo emocional) en mi profesión parece una debilidad.
La gente de la mar suelen ser hombres rudos que no lloran nunca y que son más dados a los amores de pago que a los de verdad. Pues yo tengo que reconocer que me tuve que contener mucho para no llorar en mi boda con el discurso tan hermoso que soltó mi mujer sobre el amor, el respeto… Lo tengo grabado a fuego. ¿Y por qué me tuve que contener? Al fin y al cabo era mi boda, ¡joder! ¿Será acaso que yo también soy fruto de esa educación clasista en la que nos enseñan que los niños no lloran?
En fin, me aburre esta coraza impuesta según la cual yo no puedo hablar de mi mujer sin parecer un calzonazos, un cursi o un mentiroso. Y eso que por prudencia no suelo contar ni la mitad.
Me da igual lo que piensen los demás, yo me casé …porque ME QUERÍA CASAR
Ains q suerte tiene Aurora y q suerte tienes tú, marinero. Si sabes de algun amigo tuyo con tus pensamientos, pásale mi teléfono. Yo estoy realmente cansada del papel femenino en las parejas