Aunque seguramente no sea un destino idílico comparado con las palmeras de las playas caribeñas, Dinamarca es un país lleno de encanto y de magia. Quizá conozcas ya algunos datos interesantes de este país, como su pasión por los espacios agradables y acogedores (el famoso “hygge”), su gran reputación como uno de los países más felices del mundo, o el hecho de que es el país natal de “La Sirenita”, pero, ¿sabes cómo son las bodas danesas?

Desde hace unos años he tenido la fortuna de vivir en distintos países europeos y empaparme de su cultura, algo que siempre me ha gustado compartir a través de mi blog en Katoni. En este caso, me gustaría relataros algunos de los sorprendentes detalles que he descubierto en las bodas danesas tras más de cinco años viviendo en este país.

A pesar de que no nos separa una gran distancia, la tradición nupcial danesa posee muchas peculiaridades que reflejan su cultura y la diferencian de aquello a lo que estamos acostumbrados en otros lugares.

Bodas danesas:

En primer lugar, cabe destacar que, a pesar de que con frecuencia somos los países latinos los que tenemos la reputación de ser más religiosos, el número de bodas que se celebran por la iglesia en Dinamarca es ligeramente superior al español, alcanzando un tercio de los enlaces. Dentro de esta cifra, resulta interesante saber que la Iglesia danesa (que es protestante) también oficia matrimonios entre personas del mismo sexo.

También es bastante llamativo el hecho de que, en su mayoría, sean partidarios de las bodas íntimas. De hecho, más del 60% de las bodas en Dinamarca tienen menos de 50 invitados y hasta el 40% tienen menos de 30. ¿Será por su pasión por el “hygge”, que tanto se identifica con lo acogedor y tranquilo?

Además, como último detalle de la ceremonia y siguiendo esta preferencia por los ambientes íntimos, merece la pena mencionar que muchos daneses optan por el jardín de su propia casa. Los daneses también tienen una gran conexión con la naturaleza, lo que hace que muchos de ellos opten por playas, bosques y campos cercanos al lugar de celebración del convite para disfrutar de una ceremonia casi de cuento. Y como ellos no tienen días libres por casarse, a diferencia de nosotros, muchas parejas se casan en invierno para hacer uso de sus vacaciones normales e irse de Luna de Miel a lugares un poquito más soleados.

Sin embargo, aparte de estos puntos estadísticos, las grandes diferencias entre las bodas danesas y las españolas se encuentran en los pequeños detalles: las tradiciones e, incluso, las supersticiones.

El ramo

El responsable de elegir el ramo es el novio y, si este necesita consejo, lo mejor es que acuda a su suegra o su madre, nunca a la novia.

Durante el día de la boda, son muchas las supersticiones que giran en torno al ramo. Una de ellas es que, si alguna de las flores se marchita antes de que la novia abandone la iglesia, es un mal augurio para la pareja. Del mismo modo, se debe evitar poner el ramo en agua, ya que esto hará que el matrimonio dure poco. Finalmente, muchas novias ponen su ramo en la tumba de algún ser querido, aunque de un tiempo a esta parte también se han apuntado a la costumbre de lanzárselo a las invitadas.

Los zapatos de la novia

Se recomienda que la novia use unos zapatos prestados o que utilice unos suyos viejos. Si la novia decide comprarse unos nuevos, tendrá que cuidar bien de ellos, ya que si se rompen, lo mismo le sucederá a su matrimonio.

Los rituales de los besos

Durante el convite, si los invitados golpean la mesa o las copas con sus cubiertos, los novios tendrán que subirse a sus sillas y besarse, mientras que si patean el suelo, los novios tendrán que besarse debajo de la mesa.

Por otro lado, si el novio abandona la sala, todos los invitados varones se levantarán para besar a la novia, y viceversa si es la novia la que se ausenta. Eso sí, en principio estos besos son en la mejilla.

Cortar el calcetín del novio

Tras el baile nupcial, los invitados proceden a cortar el calcetín del novio, lo cual se considera una señal de que ya no necesitará cortejar a ninguna otra mujer.

 

Los discursos

En las bodas danesas, los discursos son una parte primordial de la celebración y, además, han de seguir un orden específico.

Los daneses acostumbran a tener un maestro de ceremonias encargado de controlar que todo fluya de acuerdo con el programa establecido no solo durante la ceremonia sino durante el convite. Una de sus tareas es que los discursos tengan lugar en el orden y el momento planeado. En primer lugar, el mismo maestro de ceremonias comunicará la estructura de la celebración y algunos puntos prácticos. A continuación, le seguirán por este orden: el padre de la novia, el novio, un amigo o familiar del novio que hace de “padrino” o “best man”, el padre del novio y la novia. Esta última puede decidir posponer su discurso hasta el final y dejar que otros invitados tengan una breve intervención antes que ella.

La tarta nupcial

El nivel superior de la tarta nupcial se congela y se come en el primer aniversario de boda.

Regalos

Si alguna vez te invitan a una boda en Dinamarca, recuerda que, a no ser que sepas que es el expreso deseo de los novios, no está demasiado bien visto regalar dinero. Échale un vistazo a la lista de bodas, pregunta a los familiares cercanos o investiga como puedas, pero quedarás mucho mejor si tu regalo va en una caja que si lo hace en un sobre.

El baile nupcial

Aunque poco a poco algunas parejas deciden cambiarlo, el vals que se acostumbra a bailar en la mayoría de los casos es el compuesto por Niels W. Gade. Los invitados forman un círculo en torno a los novios y dan palmas al ritmo de la música mientras van cerrando el círculo hasta que ya no queda espacio para que la pareja se mueva, momento en que los novios han de besarse. La superstición dice que este baile tiene que producirse antes de la medianoche para evitar tener mala suerte.

 

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Jesús Lozano
Traductor de formación y curioso por naturaleza.

He vivido en cinco países distintos y he trabajado en campos de los más diversos, experiencias de las que he tratado de aprender todo lo posible.

Actualmente escribo sobre moda, cultura y lifestyle en Katoni.

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